Entender lo que pasa en Venezuela en estos tiempos no es un asunto fácil. La complejidad de la realidad social, económico y política no es revelable con sencillez, tampoco puede ser expuesta en pocas líneas. Aunque se necesitarían muchas cartillas para hacer una explicación a la altura de las exigencias, trataré de ser lo más sintético y explícito posible. Tampoco voy a perder mucho tiempo siendo leguleyo de la interpretación legal. Creo que priva un análisis de una decisión política que tomó el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, para resolver un problema político: el problema de quién detenta el poder en Venezuela. Para esto me apoyaré en las herramientas que nos da el materialismo histórico, la sociología y la ciencia política que son disciplinas hermanas. Por supuesto, no podemos dejar de apoyarnos también en la historia, que nos ayudará a desentrañar las posibles y relativas verdades.
Algunos conceptos:
Asamblea Nacional Constituyente
Antes de iniciar la disertación aclararé
algunos conceptos que es menester precisar. En primer lugar, qué entendemos por
Asamblea Nacional Constituyente. Me apoyaré en la definición dada en el Diccionario
de Política publicado por Siglo XXI Editores, en el año 1997, y dirigido
por los prestigiosos catedráticos Norberto Bobbio, Nicola Matteucci y
Gianfranco Pasquino. En este diccionario el intelectual Vicenzo Lippolis nos
indica: “con la expresión de Asamblea
Constituyente se designa a un órgano
colegial, representativo, extraordinario y temporal, que está investido de la tarea de elaborar la
constitución del Estado, de establecer -en otras palabras- las reglas
fundamentales del ordenamiento jurídico estadal”; la definición es muy
clara: órgano colegial, representativo y
extraordinario. Por más originario que trate de ser la asamblea siempre
será representativa. Los constituyentitas pueden ser electos por el pueblo,
carácter que puede darle elemento de originario, pero al final siempre terminan
siendo una representación del pueblo.
La constitución de las clases sociales en
Venezuela
No es lo mismo Asamblea Nacional Constituyente
a Proceso Constituyente, la asamblea es un acto, puede ser el de culminación,
como también puede ser el inicio del proceso de una clase social para
establecerse como bloque de poder. Venezuela es un ejemplo muy claro de esto. A
la actual burguesía dominante venezolana le costó más de 120 años en establecer
un modelo de sociedad que respondiera a sus intereses. Después que el decadente
imperio español, derrotado por los heroicos patriotas venezolanos, se rindiera
oficialmente, se le dio un impulso importante a este proceso. En Venezuela se
había creado una especie de nobleza, que despojó a los pobladores originarios
por medio de una violencia sin precedentes; muchos historiadores dicen que este
proceso fue un verdadero genocidio, por medio del cual le fueron expropiadas
las tierras a los pobladores originarios, desde el momento en que el despiadado
e indigno rey de España dio el primer título de tierra se fortaleció el proceso
de acumulación originaria de Europa, que estaba en tránsito del feudalismo
monárquico constitucional y absolutista hacia la democracia representativa y
capitalista, pero también inició el proceso de acumulación originaria de la
nobleza local, a la cual le dicen blancos criollos. Esa nobleza criolla se dio
cuenta que con las trabas puestas por la compañía Guipuzcoana era imposible insertarse
en el naciente mercado capitalista internacional. La nobleza terrateniente
criolla logra la independencia, pero el líder de esta gesta, Simón Bolívar,
tenía una visión más amplia que los terratenientes localistas y chocó
directamente con sus intereses al decretar la abolición de la esclavitud,
fundar universidades, entre otros. Esto choco con su plan de clases dominante y
traicionaron las esperanzas de todo un pueblo. Esta naciente elite paso 100 años
en guerras intestinas y fratricidas para lograr constituir el Estado nacional, y
20 años más en establecer la democracia representativa capitalista. Este
proceso termina con la Asamblea Constituyente del 61, allí establecen reglas
del juego para la convivencia de la burguesía con los terratenientes y con el
pueblo que iba a ser la mano de obra barata explotada para beneficio de estas
elites. Con la llegada de Chávez al poder se trató de potenciar un proceso que
comenzó en los años 20, se oponía a la dictadura y al capitalismo y proponía
una sociedad sin explotación. Ese proceso tiene un punto de inflexión en el
1999, cuando se aprueba la Constitución y se le da al pueblo el poder desde el punto
de vista constitucional, para que con ese marco legal potenciara el proceso de constituir
una sociedad sin explotación. Este proceso fue obstruido por un sector de la
sociedad que se quiere constituir como elite. Después de la muerte de Chávez
pasa a controlar el aparato del Estado para iniciar un proceso de acumulación originaria,
buscan desplazar a la burguesía tradicional y erigirse como poder hegemónico. Esa
naciente burguesía necesita una Asamblea Constituyente para poder establecer
los mecanismos que le permitan en definitiva erigirse como elite dominante de
la sociedad.
Acumulación Originaria del capital
A la acumulación originaria la podemos
denominar, según el Diccionario de economía política, de la editorial Progreso
de Moscú, de la Antigua URSS, como “el
proceso histórico de transformación violenta de los productores directos (sobre
todo campesinos) en obreros asalariados y de medios de producción y el dinero,
en capital”. Pero en su libro El capital, Carlos Marx nos dice “que la acumulación originaria es la génesis
del capital”, de tal manera que el capitalismo no ha existido siempre, pues
cuando se estaban labrando las condiciones para la aparición del mismo en la
escena histórica, se dio un proceso de trasformación donde los pequeños
propietarios artesanales y campesinos dueños de sus tierras, fueron
violentamente despojados de estas y dejados como personas desposeídas, que
tenían como única propiedad su fuerza de trabajo, la cual era vendida y comparada
por la naciente industria capitalista, lo que se denomina la disuasión entre el
productor directo y los medios de producción; los medios de producción también
fueron expropiados mediante continuas guerras, colonizaciones de otras tierras
y legislaciones que amparaban la acumulación de estas, pero al surgir el obrero
asalariado (despojado), la monopolización de los medios de producción en pocas
manos, la producción de mercancías y los mercados, se dieron las condiciones
para la aparición del capitalismo, pero el proceso anterior a esto se denomina
de acumulación originaria, la génesis del capital.
La acumulación originaria en Venezuela
Venezuela hoy es república democrática con un
sistema económico capitalista rentista, dependiente y monopólico, donde toma
sus propias características el proceso de acumulación originaria. Este proceso
tiene su historia, la podemos resumir de la siguiente manera: Cuando el
floreciente imperio español conquistó estos dominios, como dijimos
anteriormente, se dio un proceso de saqueo, expropiación de nuestras tierras y
nuestros recursos naturales, que sirvió para acelerar y fortalecer el naciente
capitalismo europeo, muchos teóricos dicen que cada dólar tiene en su tinta un
baño de sangre de los pobladores de nuestra Indoamérica. El proceso de saqueo,
violento y genocida, obligó a trabajar de forma forzada e inhumana a nuestros
indígenas, diezmó notablemente aquella población originaria, revivió la trata
de esclavos traídos de África, práctica sepultada después de la caída del
imperio romano. Este proceso trajo consigo la instalación de una extensión del
Estado monárquico en nuestras tierras, que no era otra cosa que la organización
de los colonialistas para la explotación de nuestros pobladores y saqueo de
nuestros recursos. La instalación de ese Estado dio origen a la constitución de
clases sociales en nuestro territorio, donde la nobleza imperial estaba en la cima
y los negros esclavos en la base. Pero hubo una clase social que inició un
modesto proceso de acumulación, es decir, apropiación de tierras que en tiempos
ancestrales eran de nuestros pobladores originarios. Luego se dio cuenta que la
dependencia, del ya decadente imperio español, no permitía disfrutar de las riquezas
producidas en Venezuela y que, en ese sentido, siendo independientes se podían
insertar en el naciente mundo capitalista teniendo mayores beneficios. Se dio
el grito de independencia, Simón Bolívar pasó a liderar este movimiento por su
gran visión, por gran estadista y maestro en el arte de la guerra, además fue
un hombre que logró sortear cualquier tipo de dificultades. En medio de este
proceso una parte de los independentistas no estaba de acuerdo con un conjunto
de propuestas que tenía Bolívar para con los sectores sociales más oprimidos,
pues el Libertador pensaba que había que reivindicarlos con educación y
dándoles la libertad como seres humanos, aboliendo por decreto la esclavitud; de
igual manera, no compartían su visión de conformar la Gran Colombia para
construir una sociedad fuerte, que se constituyera como un polo de poder
internacional respetado por las grandes potencias de aquel entonces. Los grandes
terratenientes no aceptaron y optaron por traicionar a Bolívar y su proyecto
grancolombiano. Bolívar, al igual que Chávez, se la jugó con el pueblo. Pero en
medio de todo este proceso, nuestros pobladores originarios fueron arrancados
de la pacha mama (o madre tierra), esclavizados. Con este proceso de disuasión
se empezó a dar la acumulación originaria, de la que habla Marx en su
monumental obra El Capital, que en una primera instancia respondía a los
intereses de la Corona, pero que una vez que nos independizamos de España, pasó
a ser parte de los héroes de guerra y de los caudillos que se repartieron la
tierra venezolana según criterios de supremacía y elites de poder. Nace la
Venezuela liderada por caudillos locales, que no ven más allá de sus pequeñas
haciendas y hunden a Venezuela en guerras intestinas y fratricidas. Es con Juan
Vicente Gómez cuando se constituye el Estado nacional como tal, con un ejército
unificado y una hacienda pública nacional unificada. Entra en juego la
explotación petrolera que vuelve abrirle nuestras tierras al capital
transnacional, que en años anteriores ya había servido para saquear estas tierras
a sangre y fuego, sudor, lágrima y sufrimiento de los negros esclavos y de la
población originaria y la clase terrateniente que era la dueña de las tierras y
de la mano de obra; de esta forma, se dio inicio a un cambio de terratenientes
a burguesía industrial, adherida al capital monopolista trasnacional
capitalista y da por culminada el proceso de acumulación a mediados de Siglo
XX. Es entonces cuando esta burguesía ya consolidada, pero fuertemente dependiente,
decide instaurar una República democrática, proceso que se inicia desde la
instauración de la República democrática en el año 1961 y termina con la crisis
del modelo en los años 80, producto de los grandes endeudamientos, dependencia
de nuestra economía, corrupción gubernamental, entre otros factores que,
nuevamente, dieron entrada a la escena política al pueblo, quien se alza en el
Caracazo, incidiendo en dos golpes de Estado.
Hugo Chávez llega el poder en el año 1998,
enfrenta a la burguesía que dominó la escena política en Venezuela en el último
siglo y a sus padrinos norteños. Esta burguesía había explotado al pueblo durante
más de un siglo y entregó nuestros recursos naturales en provecho propio y en
detrimento del pueblo trabajador. De allí la historia es conocida, una batalla
sin cuartel dio Chávez para romper las cadenas que ataban al pueblo venezolano
a las elites transnacionales y de la elite nacional. En medio de este proceso revolucionario
siempre hubo una burguesía, con supuesto talante nacionalista, que impedía la
concreción de una revolución en manos del pueblo, y buscaba más bien desplazar
a la burguesía que había dominado el último siglo, para ser ellos los que se
erigieran como elite dominante en el país. Chávez enfrentó a los dos sectores,
pero la muerte le alcanzó antes de tiempo, no logró culminar su obra, que era
construir una sociedad socialista, democrática, donde los seres humanos sustituyeran
las relaciones económicas de explotación por relaciones de solidaridad,
libertad, plenitud y suprema felicidad social, donde el Estado no fuera un ente
de explotación si no de defensa de la soberanía nacional y del Estado de
derecho de justicia y de paz. Chávez aplicó un conjunto de medidas que iban
encaminadas a construir ese modelo de sociedad e implementó una política
internacional de respeto y solidaridad con muchos pueblos del mundo. Con Maduro
en el poder esta burguesía logra desplazar a los sectores de izquierda y de amplia
trayectoria socialista, e inician un proceso de acumulación originaria de
capital. Esta acumulación encontró su asidero en la política cambiaria que le
subsidia el dólar con el respaldo del Estado a precio muy barato, casi que
regalado, y su venta a precios especulativos, ayudados por una impresión de
moneda local en función de darle mayor cantidad de bolívares a esta burguesía
para así poder comprar la cantidad de dólares que entraban al país por concepto
de la renta petrolera. Por otro lado, la gran cantidad de dinero local le
permite elevar los precios, de esta forma por medio de la inflación expropiar
la renta al pueblo trabajador venezolano. Hay un aspecto que no tomaron en cuenta,
como lo es el precio del petróleo, el cual cayó a niveles no calculados y es
cuando entra en juego el Arco Minero del Orinoco, que son concesiones que
permiten la entrada de más dólares al país, de esta forma podrán obtener los
dólares, sumando así un capital que les permitirá instalar un aparato industrial
que los erija como los nuevos amos del valle, desplazando a la tradicional burguesía
venezolana. El Estado revolucionario dejó de serlo para convertirse en una
cruel maquinaria de extracción y acumulación de capital en manos de una elite. Es
decir, la lucha por el poder en Venezuela no es más que una lucha por el
control de los recursos naturales de nuestro país y de la explotación de
nuestros trabajadores en beneficio de una u otra elite. En este caso, una elite
está representada por una burguesía que ya tiene poder económico y privilegios,
pero que necesita del Estado para mantenerlos, y la otra está en el proceso de
acumulación y necesita del Estado para culminar ese proceso.
Estos dos conceptos y el desarrollo histórico
son claves para entender la exposición que vamos a realizar; en tal sentido,
vamos a estar volviendo a ellos durante todo el escrito.
Objetivos de la convocatoria constituyente
realizada por el presidente Nicolás:
Constituyente para la paz. Mejoramiento de los procesos contemplados en la
constitución de 1999.
Construir un nuevo sistema económico post
petrolero. Preparar escenario
para el nuevo modelo económico.
Estado de bienestar social nuestro. De las misiones y grandes misiones. Hacerlos sistemas.
Darle rango constitucional.
Potencial funcionamiento del sistema de
justicia y protección del pueblo. Guerra contra la
impunidad. Seguir mejorando el sistema penitenciario. Lucha contra el
terrorismo y el narcotráfico.
Impulsar nueva forma de democracia
participativa y protagónica. En lo social y lo
político. Darle rango constitucional a los consejos comunales y comunas.
Política exterior soberana. Defensa de la soberanía de la nación. Seguir impulsando el
mundo multicéntrico y pluripolar.
Identidad cultural. La nueva
venezolanidad, una nueva espiritualidad, una nueva diversidad cultural.
Garantía de futuro. Derechos sociales, culturales, educativos y tecnológicos
de la juventud.
Preservar la vida. Lo contemplado, en esencia, dentro del quinto objetivo
histórico del plan de la patria.
Según estos objetivos nada es novedoso, todo
lo planteado está implícito en toda la constitución del año 1999, la paz es uno
de los objetivos supremos de la constitución, no hay que rescribirlo: hay que
cumplirlo. El nuevo sistema económico está allí, no hay que redactarlo otra
vez, sino construirlo en la práctica, y no para beneficio de las elites que se
disputan el poder. El Estado como garante de los derechos sociales del
venezolano más claro no puede estar, es una constitución de marcada justicia,
que preserva la vida, que es garantía de futuro y que tiene como uno de sus
ejes fundamentales la defensa de la soberanía. En cuanto al planteamiento de
incluir a los consejos comunales en el texto constitucional y a las grandes
misiones, tampoco es muy novedoso, ya que las misiones son programas sociales, y
la constitución asume la defensa del hecho social en todo su texto. Sólo sería
novedosa la inclusión de los consejos comunales como poder autónomo e
independiente del Estado, que tengan su asignación directa de recursos, sus
formas autónomas de producción y administración de los mismos; objetivo que se
logra cambiando el régimen socioeconómico de la constitución anexando la
propiedad comunal, la propiedad cooperativa, y todas las formas de propiedad
colectiva que puedan permitir la libre asociación solidaria de los seres humanos
para producir bienes y servicios. En el fondo, estos criterios deben ser la
expresión de la democracia participativa, y la producción colectiva, la semilla
que debe dar como resultado una sociedad sin explotación, con el fin de que el
pueblo pueda constituir una sociedad sin explotación; pero esto no se logra en
un acto asambleario: es más bien un proceso, una lucha diaria, donde el Estado
liberal burgués que sirvió de ente de explotación debe ponerse al servicio de
la emancipación, incluso poniendo en juego su permanencia en el tiempo, ya que
este viejo Estado no puede ser una traba para la nueva sociedad que constituye
el pueblo. Pero por lo visto en el proceso de acumulación originaria a los
consejos comunales y comunas se les pretende dar rango constitucional para
anexarlos al Estado liberal burgués y de esta forma castrar su fuerza creadora
y libertaria. Por lo planteado en estos objetivos, aquí lo que se busca es más
bien una reforma constitucional, que tiene sus mecanismos específicos. Entonces,
si el objetivo no es refundar la República ¿qué hay detrás de este llamado
constituyente? La respuesta a eso la daremos más adelante. Pero la constitución
es muy clara, el llamado a la Asamblea Nacional Constituyente es la refundación
de la República, es redactar un nuevo texto constitucional pues así lo
manifiesta la misma constitución.
Algunos elementos legales del llamado a
constituyente:
“Capítulo
III de la constitución de la República Bolivariana de Venezuela
De la
Asamblea Nacional Constituyente
Artículo
347
“El pueblo de Venezuela es el
depositario del poder constituyente “originario”. En ejercicio de dicho poder,
puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar
el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva
Constitución.”
Artículo
348
“La iniciativa de
convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente podrá tomarla el presidente o
presidenta de la República en Consejo de Ministros; la Asamblea Nacional,
mediante acuerdo de las dos terceras partes de sus integrantes; los Consejos
Municipales en cabildos, mediante el voto de las dos terceras partes de los
mismos; o el quince por ciento de los electores inscritos y electoras inscritas
en el Registro Civil y Electoral.”
Artículo
349
“El presidente o presidenta
de la República no podrá objetar la nueva Constitución.
Los poderes constituidos no
podrán en forma alguna impedir las decisiones de la Asamblea Nacional
Constituyente.
Una vez promulgada la nueva
Constitución, ésta es publicada en la Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela o en la Gaceta de la Asamblea Nacional Constituyente.”
Como
podemos ver, el texto constitucional es muy claro, la Asamblea Nacional
Constituyente es la refundación de la República y la redacción de un nuevo
texto constitucional. Este llamado se hace apelando al poder originario que no
es otro que el pueblo, a la soberanía popular que reside intransferiblemente en
el pueblo (ver Articulo 5 de la CRBV), el presidente en consejo de ministros,
la Asamblea Nacional, los cabildos abiertos y la iniciativa popular del 15% de
los electores pueden tomar la iniciativa, léase bien, la iniciativa,
pero la decisión la tiene el pueblo como poseedor del poder originario y de la
soberanía nacional, en una elección universal, directa y secreta. Es decir, que
hay que apelar al artículo 71 donde plantea la elaboración del referéndum
consultivo para ver si la gran mayoría está de acuerdo con el presidente,
Asamblea Nacional, Cabildos Abiertos o 15% de los electores. Pero como vimos,
el poder constituyente originario no solo es un acto de representación, es un
proceso de construcción, es una lucha diaria total.
“Artículo 71: Las materias de especial trascendencia
nacional podrán ser sometidas a referendo consultivo por iniciativa del
presidente o presidenta de la República en Consejo de Ministros; por acuerdo de
la Asamblea Nacional, aprobado por el voto de la mayoría de sus integrantes; o
a solicitud de un número no menor del diez por ciento de los electores y
electoras inscritos en el registro civil y electoral.
También podrán ser sometidas a referendo
consultivo las materias de especial trascendencia parroquial, municipal y
estadal. La iniciativa le corresponde a la Junta Parroquial, al Concejo
Municipal y al Consejo Legislativo, por acuerdo de las dos terceras partes de
sus integrantes; al alcalde o alcaldesa, o al Gobernador o Gobernadora de
Estado, o un número no menor del diez por ciento del total de inscritos e
inscritas en la circunscripción correspondiente, que lo soliciten.”
No hay en la constitución materia más importante para la vida de
los venezolanos que refundar la República, que redactar una nueva constitución.
Por lo tanto, la iniciativa tomada por el presidente debe ser sometida a
referéndum consultivo con el fin de corroborar si la gran mayoría de la
población está de acuerdo con el llamado a constituyente y de refundar la República.
Si esta iniciativa es aceptada por el pueblo en elecciones universales,
directas y secretas se debe hacer el llamado a elección popular de los diputados
constituyentitas, que serán los encargados de redactar el nuevo texto
constitucional y refundar la nueva República. Esta elección debe ser en primer
grado, es decir, directa, universal y secreta. Una vez redactado el nuevo texto
constitucional también debe ser sometido a consulta popular por medio de un
referéndum aprobatorio en una elección universal, secreta y directa. Si es
aprobado el nuevo texto constitucional se debe convocar a una elección de todos
los poderes públicos: los ratificados, los modificados y los incluidos, que de
igual manera debe ser una elección universal, secreta y directa. Esto es todo
un proceso, largo, titánico y muy costoso; de allí que preguntemos: ¿se
necesita refundar la República y hacer todo esto? Incógnita que resolveremos
más adelante.
¿Cuál es el contexto histórico de este llamado
a constituyente?
El ataque imperialista a la revolución y sus
contradicciones
Indudablemente que Venezuela ha sido objeto de
grandes ataques por parte de los que detentan el poder económico y político a
nivel mundial. Sobre todo, por el gobierno norteamericano, que tiene larga data
de injerencia en los asuntos internos de otros países. ¿De dónde devienen estos
ataques?, en primer lugar, en el hecho de que Hugo Chávez propusiera en el año
de 1998 la sustitución de la democracia representativa por la participativa
protagónica, de ahí devino un desafío a la elite mundial, quienes gobiernan a
sus ciudadanos con la forma representativa, ya que ellos no están dispuestos a
compartir el poder que detentan, por lo tanto, se tenían que oponer de forma
férrea y vertical. Los países con economías dependientes necesitan democracias
tuteladas que acogieran sin restricciones el consenso de Washington, que consiste
en liberalizar las economías al gran
capital transnacional, que en gran parte fue amasado saqueándonos de forma
violenta en el proceso de acumulación originaria. Por otro lado, hay que desregularizar, esto implica quitar todo
tipos de controles a los mercados y a sus externalidades, es decir, no importan
ni el ambiente ni el ser humano, no importa nada, todo tiene que ir en beneficio
del gran capital, que no ha dejado su carácter de saqueador. Por último, hay
que privatizar todo, empresas del Estado,
electricidad, agua, bosques, salud, educación, deporte, recreación, cultura,
seguridad social, toda la vida económica, política y social, tiene que ser
controlada y propiciada por las grandes empresas transnacionales privadas y por
su capital financiero especulativo globalizado. Estas políticas nacen bajo el
alarido de la globalización, de la necesidad de darle entrada sin restricciones
al capital financiero mundial, a las economías subdesarrolladas para apoderarse
de la vida de los seres humanos. Sistema que choca con la diversidad,
humanidad, contra el ambiente, con todo lo que sea distinto. Por eso la célebre
proclama del pensamiento único y el fin de la historia, el mercado todo lo
puede. La aplicación de estas políticas son una verdadera calamidad para la
humanidad, el 80% de la población es pobre y solo un 1% concentra el 80% las
riquezas mundiales en sus manos. Dando esto como resultado un mundo
extremadamente desigual e injusto, marcado por la explotación, la
discriminación y la guerra.
Para lograr su dominio global, el gran capital
tiene como centro militar a los EE.UU. y a sus aliados del tratado del
atlántico norte (OTAN), los cuales, según el pensador Africano Samir Amin, han
trazado puntos clave para el dominio mundial: deben dominar y controlar las finanzas mundiales, controladas por medio
del Banco Mundial (BM), Fondo Monetario Internacional (FMI), control de las
grandes bolsas de valores, New York, Europa y Asia, y desde luego el control de
todos los bancos centrales del planeta. Con este control financiero y basados
en la teoría económica monetarista estos pueden manipular cualquier moneda y
por ende cualquier economía, las cuales se pueden estabilizar si estas siguen
sus preceptos de sumisión y dependencia, sin embargo, si por el contrario deciden
ser una economía soberana o que atente contra el sistema establecido, entonces
es objeto de ataques y desestabilizaciones con el objetivo de derrocar al
gobierno que no se apegue a sus designios. En el mismo sentido deben controlar y monopolizar las armas de
destrucción masiva, lo que se erige como un sistema de disuasión política
de fuerza extrema, que atenta contra la existencia de la vida misma, como diría
el filósofo alemán Georg
Wilhelm Friedrich Hegel (1770–1831)
en la teoría del Amo y del Esclavo, el amo se convierte en amo cuando puede de
forma cierta y real acabar con la vida del otro, en el momento que el otro pide
que su vida sea perdonada, entonces se convierte en su sirviente y su esclavo,
palabras más palabras menos. En tal sentido, amenazan al mundo, y si no aceptan
su sistema de dominio entonces son exterminados. La amenaza de aniquilación de
la especie mantiene el dominio y han construido un mundo de un 80% de pobres
casi esclavos. Pero el dominio de la fuerza es la última instancia, para eso
también cuentan con un fuerte aparato ideológico, buscan que los esclavos
acepten el dominio como algo natural, establecen
el monopolio de los medios de comunicación y entretenimiento, que no son
otra cosa que industria de producción ideológica para que aceptemos el mundo
que ellos han construido para explotar y oprimir al 80% de la población mundial.
A esto añadiríamos el control monopólico de los sistemas educativos, de
producción y difusión filosófica y de conocimiento, difunden y apoyan solo el
conocimiento que no atente contra el sistema. Buscan controlar y monopolizar la ciencia y la tecnología para de esta
manera siempre estar a la vanguardia y buscar la forma de ampliar la extracción
de plus trabajo relativo y absoluto. Por último, pero no menos importante
buscan controlar y monopolizar la
producción de materias primas y alimentos para de esta forma poder
alimentar y saciar la gula incontrolable del capital.
A estos cinco elementos de forma modesta yo
añadiría dos más: el control de la deuda,
que viene por medio de la emisión de billetes inorgánicos y prestamos
impagables a los países acreedores y, de esta forma, cuando no puedan honrar
estos compromisos poder imponer los criterios de privatización, desregularización
y liberalización. Eso fue lo que hicieron cuando la crisis de la deuda externa
de los años 80, donde la burguesía tradicional de nuestro país aceptó las
condiciones y desencadenaron una profunda crisis social, al final se dio el
evento del Caracazo y las intentonas de golpe de Estado. Por último, siempre
van a buscar controlar los organismos
políticos multilaterales, como la Organización de Naciones Unidas (ONU),
entre otros. Por medio de estos organismos establecen e imponen políticas
públicas que van encaminadas a establecer e implementar los objetivos descritos
anteriormente.
Como vemos, estos mecanismos tienen una ilación
lógica estratégica, para mantener el sistema y suprimir todo lo que vaya en
contra. Pero la implementación de estas políticas no ha sido color de rosas,
los EE.UU. epicentro del control militar y atómico, tienen 100 millones de
pobres, producto de un proceso de desindustrialización que ellos mismos
sufrieron en la primavera neoliberal de los últimos 35 años. Es aquí donde
aparece en la escena Donald Trump como el hombre fuerte, enérgico, decidido,
que debe superar la crisis, en tal sentido debe industrializar nuevamente el país,
saqueando a otros países y sus materias primas, pero para hacer esto necesita
bajar costos de producción en su propio país. Las estrategias son simples de
decir, pero difíciles de cumplir, él debe bajar costos de producción
flexibilizando las leyes de protección ambiental, debe bajar los costes de la
mano de obra y bajar los costos de energía, aquí entra en juego Venezuela, por
ser un país productor de energía. La burguesía tradicional no tiene problemas
en aumentar la producción de petróleo y bajar su precio para complacer al
imperio, de esto ellos reciben una cantidad de renta que no producen pero que
aprovechan, por tanto, su complacencia está ajustada a mantener un área de
confort ya establecida. Por otro lado, la burguesía que ha decidido desplazar a
la tradicional, amparada por Maduro, necesita un precio de petróleo alto para
poder acelerar su proceso de acumulación originaria y mantener abastecido al país,
como el precio del petróleo cayó decidieron seguir el proceso de acumulación
originaria, a pesar de que la población del país nacional está pagando un alto
costo. Todo esto con una renta que de igual manera no producen pero que
usufructúan, he aquí el nudo de contradicción de la burguesía que se quiere erigir
como dominante. Hasta que estos no terminen el proceso de acumulación no cesarán
las contradicciones con el imperio y con la burguesía tradicional.
La Crisis de poderes y política
Las contradicciones políticas en Venezuela se van
a seguir agudizando. Por un lado, la burguesía tradicional no se dejará
desplazar del poder que detenta, sus padrinos internacionales evitarán esto a
toda costa. La burguesía apoyada por Maduro tampoco detendrá su proceso de
acumulación originaria. Para esto necesitan al Estado, quien es el ente desde
donde se legitiman todos sus objetivos de clases, es decir, que todos los
cargos de elección popular que estos logren ganar y detentar estarán puestos al
servicio de sus intereses. Todas las leyes que busquen impulsar estarán
dirigidas a legitimar sus aspiraciones de clase. Los partidos políticos que
creen estarán para legitimar la participación de un grupo de ciudadanos en
favor de ellos. Es aquí donde está el problema, la confrontación es tal que es
imposible conciliar intereses, la pugna es a muerte, la utilización de una
parte del pueblo para la confrontación, legitimación legal o violenta del poder
es evidente. La polaridad beneficia a los dos grupos, porque ciertamente los
pone en opción de ganador de la confrontación, no hay espacio para más nadie,
toda la maquinaria está puesta a la orden de mantener la polaridad y evitar la
entrada de un tercer bloque de poder, o cuarto, entre otros. La utilización de
los medios de comunicación no escapa de esto, todos de alguna manera han tomado
partido por algún sector en pugna, apoyando de forma directa o indirecta. Las ideologías
son utilizadas de forma inteligente, por un lado, se usa la crisis y el
descontento como arma para enardecer a las masas y, por otro, se propone una
mejor sociedad futura donde el pueblo es el supuesto protagonista. La defensa
de un grupo u otro altera el debate político de altura y lo ubica en el odio
por un lado y en el desprestigio por el otro. Esto es sumamente peligroso para
la estabilidad política del país, ya que las consecuencias pueden ser
desastrosas: Ruptura del hilo constitucional, golpes de Estado, revueltas, asesinatos
selectivos y guerra civil.
La aguda crisis económica y social
Aquí es donde se centra el problema más
neurálgico de la situación venezolana. No queremos parecer reduccionistas, pero
las realidades nos determinan esta verdad. Tampoco queremos hacer una
descripción de hechos y enumeración de problemas económicos. Queremos precisar
las causas que los originan.
Sabemos de sobra que producto de la división
internacional del trabajo y de la acumulación originaria, los países donde
crecieron las burguesías comerciales, industriales y financieras tomaron
partido de esta ventaja y se configuraron como centros de poder económico con
altas concentraciones y centralizaciones de capital que era expropiado o cedido
de forma complaciente y sumisa por los terratenientes y después por la moderna burguesía,
luego invertido en los países colonias. Pero estas inversiones estaban
dirigidas a terminar de configurar un mercado interno para la colocación de
mercancías y extracción de las materias primas que necesitaban. La burguesía
tradicional aceptó el puesto dado a nuestro país en la división internacional
del trabajo, siempre y cuando ellos lograran beneficiarse. ¿De dónde venía su
beneficio?, de la renta petrolera, de la explotación de los trabajadores y la
utilización de parte del mercado interno para crear un aparato industrial que
les permitiera satisfacer necesidades básicas de la población y de esta forma enriquecerse.
El aparato industrial de la burguesía local tradicional satisfacía las
necesidades internas franquiciando la tecnología y maquinaria e insumos por
parte de las grandes transnacionales, que fue una forma de apoderarse de parte
del plus valor arrebatado a los trabajadores. La burguesía transnacional de
forma directa invirtió sus recursos con la falsa ilusión de progreso, pero no
era otra cosa que la explotación directa y del arrebato del plus valor por
parte de estas grandes corporaciones. Con el desarrollo del capitalismo, la
concentración y centralización de capital fue tan grande que los países
industrializados necesitaron cambiar la estrategia, de allí el consenso de Washington;
entonces les exigieron a las débiles y dependientes burguesías competir de
forma directa, pues no estaban en condiciones de negociar y cedieron, allí se empezó
un proceso de extracción del plus valor creciente y acelerado ya de forma
directa por medio del endeudamiento internacional, que se daba a los países
para que invirtieran en servicios públicos que luego usaban las mismas transnacionales
para su beneficio, era la gran trampa el neocolonialismo, se definió y clavó
sus colmillos para secar a todo el cuerpo social de los países que ellos descaradamente
llamaron tercermundistas.
Ese modelo se agotó, entró en contradicción
con las masas populares, con la clase media y el sector de la pequeña y mediana
empresa y comerciante; solo faltaba un líder que dirigiera el nuevo descontento
social y surgió Chávez, quien arrebató parte de la renta al imperio y a la
burguesía tradicional criolla, la renta petrolera se invirtió en función de saldar
la deuda social del país, es decir la deuda con el pueblo. Chávez se dio cuenta
de lo poderoso y peligroso que era el Banco Central en manos de las grandes
corporaciones financieras internacionales y éste fue estatizado. En la época de
Chávez se recibió una gran cantidad de recursos que de alguna manera se
dirigieron todos o casi todos al gasto social. El ahorro de esa parte de la
renta no se hizo y, como sabemos, por ser un país dependiente del petróleo
estamos expuestos a sus fluctuaciones, por tanto, debemos, en épocas doradas, ahorrar,
crear fondos e invertir en los sectores productivos, de servicios, tecnológicos,
entre otros, pero se gastó todo en la deuda social que era inmensa y todavía lo
sigue siendo.
Pero ¿en qué afecta esta confrontación o pelea
por el control de la economía venezolana al pueblo? Ya vimos como por el libre
comercio se da rienda suelta a las grandes transnacionales para que nos exploten
y se apoderen de nuestras materias primas, lo que nos coloca en un país que
pasa a engordar el 80% de la media de pobreza mundial. Este modelo
indudablemente es inviable e insostenible, no lo asevero como enunciado ideológico,
pues esto está demostrado con cifras. Pero una vez que Chávez murió, la burguesía
que siempre trató de ganárselo para su causa se apoderó de la maquinaria
estatal, consiguieron la fórmula para iniciar el proceso de acumulación
originaria que le pudiera dar la hegemonía en el futuro. ¿Cuál es el mecanismo
que usa esta burguesía? Son tres elementos que se usan: en primer lugar,
necesitan apoderarse de capitales, esto es la acumulación originaria, para esto
definieron un perverso mecanismo de control de divisas, donde hay un dólar
oficial subsidiado a 10bs por cada dólar, que es asignado monopólicamente y a discreción
por el gobierno a la naciente burguesía. Hay un dólar paralelo, que se le
asigna el precio por un convenio cambiario unilateral entre Colombia y Venezuela,
que producto de la monopolización de las divisas, los pequeños empresarios y ciudadanos
comunes que las necesitan acuden a este mercado en busca de la preciada
mercancía llamada dólar; siendo por supuesto la demanda mayor que la oferta, la
cotización se da superior al mercado real, por ser este un mercado marginal. A
esto se añade la acción indiscriminada del BCV para imprimir billetes sin
respaldo en la economía real, en función de cubrir el déficit público. En este
momento se calcula que en Venezuela hay un porcentaje de 15.000% de billetes
inorgánicos, lo que deprecia nuestra moneda frente al dólar y crea una espiral inflacionaria
brutal, para este año 2017 se prevé puede rondar cerca de 2700%, lo que
demuestra que es contraproducente esta gran cantidad de billetes inorgánicos
para la economía. Para los que vivimos de nuestro esfuerzo y trabajo esto es
mortal, pero para el proceso de acumulación originaria es beneficioso. ¿Por qué?
Porque son mecanismos de extracción de plus valor. Al haber una gran cantidad
de dinero en el mercado y una divisa casi regalada, esta burguesía tiene muchos
bolívares para comprar pocos dólares, con el alto precio del dólar producto de
la gran cantidad de bolívares los precios suben, de esta forma consiguen dinero
barato y venden a precios sumamente altos; es decir, que lo que podía ahorrar
el venezolano o usar para su disfrute está siendo extraído por los mecanismos
inflacionarios, y si cada día los precios son más altos, para ellos es mejor, porque
sus ganancias son más grandes y extraen toda la renta a los venezolanos, de ese
modo nuestros ahorros van a parar a sus arcas. Esta es una descripción de lo
que pasa, porque si el dólar está valorado por el estado en 10bs y según la cuenta,
la relación real, es de un aproximado de 800bs por cada dólar, o sea hay un
subsidio de aproximadamente 790 bs por cada dólar asignado a esta burguesía. ¿De
dónde sale la diferencia o subsidio? ¿Quién la pone? Por un lado, se utiliza la
renta petrolera, una agresiva policía fiscal y la inflación. Pero como ahora la
renta petrolera es insuficiente, entonces se está entregando el Arco Minero del
Orinoco para tener mayor cantidad de dólares y así poder completar su proceso de
acumulación originaria. En síntesis, control cambiario, precio de las divisas subsidiado,
renta petrolera, renta minera, impuestos e inflación son los mecanismos que está
utilizando la actual burguesía para realizar su proceso de acumulación originaria.
A esto tenemos que aunar la bonificación del salario, que aumenta la cantidad
de plus valor extraído al trabajador y mantiene la liquidez necesaria en la
economía para mantener un poder de compra adecuado por parte de la población y
para la venta de mercancías por parte de la nueva burguesía; en pocas palabras,
esta estrategia permite una liquidez para mantener un mercado interno. Pero el
costo de esto es muy alto, en primer lugar, demuestra que desecharon todo el
proyecto liderado por Chávez, hicieron como Páez y Santander a Bolívar; en
segundo lugar, ponen en peligro su permanencia en el poder; y tercero, el costo
social es muy alto.
Se calcula que Venezuela ha llegado otra vez a
tener un 80% de población pobre, como consecuencia de los altos precios
producto de la inflación de 750% el año pasado y de 2700% para este año, que ha
arrinconado el salario en el nivel mínimo de subsistencia. En la actualidad, el
salario de un alto funcionario público ronda los 280.000bs. (1,86 dólares
diarios, si lo calculamos al precio del dólar paralelo que es con el que se
comercia en Venezuela), el salario mínimo está por debajo de un dólar diario y
el del pensionado no llega a los 0.50 centavos de dólar. Las Naciones Unidas plantean
que una persona que viva con menos de un dólar al día está en pobreza extrema,
es decir, todos los trabajadores del país que devenguen salario mínimo son
pobres extremos. A esto tenemos que aunar los escases producto básicos y
medicinas. La caída del Producto Interno Bruto (PIB), o sea del aparato productivo,
se calcula cayó cerca de un 30% a nivel nacional. Contrastado este dato con Siria,
que es un país en guerra, vemos que su PIB no cayó de forma tan dramática. A
todo esto, tenemos que anexar que producto de la contracción del aparato
productivo interno del mercado nacional, el desempleo ha crecido notablemente
colocando a estos ciudadanos en pobreza crítica y extrema, algo nunca visto en
la historia de nuestro país. Pero esta burguesía, para financiar el gran déficit
que ha creado, ha endeudado al país de forma insospechada, y en la actualidad se
calcula que Venezuela debe cerca de 300 mil millones de dólares. Representando esto
una hipoteca del futuro de las generaciones por venir de Venezuela. Otro factor
que determina la contracción del aparato productivo es que los capitales que la
actual burguesía está acumulando no los coloca en Venezuela, estos están
invertidos en las grandes bolsas de valores mundiales, en los grandes centros
financieros internacionales, ganando dividendos, lo que se asumen como una gran
fuga de divisas que se calcula ronda por los 150 mil millones de dólares. Pero
la calamidad del financiamiento de esta acumulación originaria no termina allí,
esta burguesía recibe una cantidad ingente de divisas, que tiene que convertir
en Bs., y otra vez en dólares; como no hay producción nacional, recurren a la
importación de todo tipo de productos que justifique comprar dólares y
bolívares, lo que hace al país no solo mono productor, sino todavía aún más
dependiente, como no hay mercado interno se tiene que recurrir al
internacional. En Venezuela no se garantiza la soberanía agroalimentaria que
era una meta de la revolución dirigida por Hugo Chávez y tampoco la producción
nacional que nos haga libre, independientes y soberanos.
La crisis moral.
Toda esta crisis política y económica ha
llevado a una eventual corrupción del pueblo venezolano. Surgieron los llamados
Bachaqueros, atacado por el gobierno, pero en sí, estos son producto de una
política económica direccionada a beneficiar a un pequeño sector de la
población. Cuestión demostrada anteriormente. Estos bachaqueros son la
expresión más fiel de la descomposición social vivida en Venezuela. Los valores
de usura, especulación, son llevados a niveles astronómicos. Estos son un
producto residual de los verdaderos bachaqueros que son los financiados por el
gobierno con divisas subsidiadas con el trabajo de todos los venezolanos.
La confrontación
política ha arraigado el odio y la exclusión, es común ver a un defensor del gobierno
que saque de tal programa social a tal persona por ser partidario de la
oposición, el rencor se ha instalado como práctica política y humana, que
carcome poco a poco el alma de muchos venezolanos.
El tráfico de influencias en las instituciones
se ha incrementado, la lucha por la sobrevivencia ha llevado a muchos
venezolanos a idear un conjunto de prácticas contrarias a sus valores con el
fin de sobrevivir en medio de la profunda crisis. El matraqueo y rebusque ya no
es una actividad escondida, se ha vuelto cotidiana, es parte de la cultura.
Se ha creado una valoración anti patriota y
anti defensa del país por parte de muchos venezolanos que ven en la
intervención de Venezuela, por una potencia extranjera, una salida a la crisis.
Esto es tan perverso, tan anti natura, que creo somos el único país del mundo
donde una parte de la población pide a gritos al imperio que nos invada, que no
importa más nada, lo necesario es salir del gobierno actual.
Los valores de odio, rencor, revanchismo,
burla, humillación, mentira, fanatismo, son utilizados como armas políticas.
Usan las más modernas técnicas psicológicas de manipulación de masas para
inducir comportamientos en los ciudadanos, en sus cercanos partidarios y en los
militantes de sus causas. Pero estos valores están corrompiendo y obstruyendo
la posibilidad de un acuerdo de paz social.
La crisis de Soberanía y ambiental
El nuevo proceso constituyente se ha llamado
apelando a la soberanía nacional, pero muy poco se ha hablado de la situación
del Arco Minero del Orinoco. La entrega de las riquezas mineras del país a
empresas norteamericanas, canadienses, rusas y chinas. Digo entrega porque al
igual que con el petróleo solo vamos a recibir una renta, las materias primas saldrán
del país, para ser procesadas en los grandes centros industriales, apegándonos
a los que decía Samir Amin del control de las materias primas por parte del
imperio, más claro no canta un gallo, estaremos puestos al servicio de la
lógica del capital imperialista. El país aumentará su riqueza porque tendrá más
renta, pero el problema es a dónde se dirige ésta. Por lo que hemos explicado,
esta renta va a parar al proceso de acumulación de capital de la burguesía
tradicional y de la nueva burguesía que está en un proceso de acumulación originaria,
como hemos visto estas dos burguesías se apegan sumisamente a la lógica de acumulación
capitalista domínate del planeta, invertirán esta renta donde les dé más
dividendos, esto es en las grandes bolsas de valores del mercado financiero
internacional. El hecho de entregar los recursos minerales para el goce y
fortalecimiento de las grandes transnacionales ya es un asunto anti nacional, sumado
a la inversión de esta renta en el sistema financiero internacional son elementos
que indudablemente lesionan la soberanía nacional.
Por otro lado,
Venezuela es poseedora de tres grandes plataformas continentales que albergan
una de las más grandes y diversas especies marinas del planeta. Una de ellas está
en el lago de Maracaibo, que fue acabada con la explotación petrolera del siglo
pasado y de este. La otra está frente al estado Sucre, en el mar caribe,
todavía casi virgen, pero amenazada por la explotación gasífera. La otra está
al frente de la desembocadura del Río Orinoco en el delta del Amacuro, en el
océano atlántico. Con la explotación del Arco Minero del Orinoco no solo
perderemos una selva que es parte del patrimonio de la humanidad, uno de los afluentes
de agua dulce más grandes del planeta, que también es portador de una gran
biodiversidad biológica, sino que también acabaremos con una de las tres plataformas
continentales del país y una de las pocas del mundo. ¿Por qué es importante
proteger estas plataformas continentales? Muchos científicos a nivel mundial
han denunciado la situación de crisis alimentaria que se puede presentar en el
planeta producto del calentamiento global. Las plantaciones pueden ser
arrasadas por largos periodos de sequía o por grandes periodos de lluvias, por
la creación inesperada de huracanes, entre otros, en tal sentido, la comunidad
de científicos internacionales recomienda que la alimentación proveniente del
mar es la más segura, ya que no es afectada por sequías, lluvias o por
huracanes y, además, es más sana porque no necesita pesticidas y elementos
químicos que entran en el cuerpo humano y crean anomalías como el cáncer, entre
otras enfermedades. En tal sentido, acabar con esa plataforma continental por
el uso del cianuro sería hipotecar el futuro de Venezuela, sería dejarlos sin
nada, sin patria, sin recursos, les estaríamos dando a las futuras generaciones
un país devastado ambientalmente, sin posibilidades de garantizar una vida
digna y plena.
Contradicciones del llamado a constituyente
¿Está desactualizada la actual constitución
del año 99?
La constitución del año 1999 es una de las
constituciones más avanzadas de la humanidad, a pesar que sigue siendo un
instrumento del cual se puede apoyar una minoría para explotar a las grandes
mayorías, también puede ser un instrumento de liberación, este último aspecto
es el que no les gusta a las elites, tanto nacionales como mundiales. Siendo
una de las más avanzadas, tanto así que pareciera estar adelantada a este
tiempo, claro para ponerla más al servicio de la liberación del pueblo
venezolano había que hacerle unas reformas, enmiendas, pero no reformarla con
una Asamblea Nacional Constituyente, que implica desecharla para redactar una
nueva y refundar la República.
No
pretendo hacer un análisis detallado de esta constitución para defenderla, le
dejaré eso a los juristas, seguiré apegado al análisis social y político.
Nuestra constitución establece clara y
definidamente, y en casi todo su articulado, la defensa de la soberanía
nacional, que es de vital importancia mantenerlo porque el mundo donde vivimos
no podemos quedar expuestos a las pretensiones desmedidas de acumulación del
capital de la elite mundial. Esta elite no tiene patria, es explotadora,
opresora y tiene al mundo viviendo en una gran pobreza; como venimos viendo, el
puesto que nos asigna es aportar materias primas, de petróleo y ahora
minerales. Si no defendemos la soberanía nacional quedaremos expuestos a los
designios del gran capital financiero y transnacional que no tiene otra
intención que explotarnos y despojarnos de nuestros recursos naturales para el
disfrute de ellos y no nuestro.
De igual manera, la constitución de 1999 está
marcada en la defensa del hecho social, es una constitución que le da al pueblo
garantías sociales, expresadas como derechos humanos fundamentales, derecho a
la salud, educación de calidad, cultura, recreación, agua potable, entre otros,
cuestiones que no son del gusto de las elites, pues para ellos no son derechos
sociales fundamentales sino más bien son mercancías que deben ser comerciadas
libremente en el mercado. Para la elite es inconveniente tener esto en el texto
constitucional, pero para la elite en pugna puede estar, si se hace cumplir o
no les da igual. En pocas palabras, para la elite tradicional esto es un
peligro ideológico inminente y un atentado contra el libre mercado, para la
otra debe ser letra muerta.
La constitución del año 1999 es novedosa porque
establece una nueva división de poderes, manteniendo los clásicos ejecutivos,
legislativo y judicial pero anexa el poder ciudadano o moral como un poder autónomo,
planteado en la doctrina Bolivariana. La separación del poder electoral del
ejecutivo es algo casi inédito en el mundo y el poder moral también lo es. Esto
son aspectos super importantes en nuestra constitución porque el poder moral
abrió una ventana para el control del poder judicial y viceversa, lo que mejora
notablemente el sistema de administración de justicia haciéndolo más
transparente y justo.
Esta constitución establece un sistema
socioeconómico bien soberano, que impide las concesiones a empresas
transnacionales de nuestros recursos naturales e incluso del agua, este puede
ser el nudo que quiere desatar Maduro y su elite para entregar el Arco Minero
del Orinoco y activos de PDVSA con más libertad, es un sistema que respeta las
libres asociaciones así como la iniciativa privada, pero condena el monopolio,
el control monopólico del mercado, condena la especulación, la usura, entre
otros; podemos decir entonces que la constitución promueve un sistema
socioeconómico justo, que abre la ventana a otras formas de asociación
productivas diferentes a la privada. Establece por parte del Estado controles
claros a los excesos del mercado y a sus externalidades. Es un régimen que
protege al productor nacional, y defiende las finanzas nacionales en manos del Estado
y no de corporaciones transnacionales, esto no es más que el control del BCV
por parte del Estado y no por los intereses privados.
Es una constitución que defiende los derechos
humanos, los consagra de forma explícita, tácita, sin ambages, se puede decir
que es una constitución humanista. También consagra de forma magistral los
derechos civiles de los ciudadanos, como también sus deberes. Entre ellos una
de las conquistas más grandes de la humanidad como lo es la elección universal,
secreta y directa.
El nudo gordiano de esta constitución está en
la democracia participativa y protagónica. Es su centro, es donde está toda su
belleza, su majestuosidad, es por esto que fue y sigue siendo tan atacada. La
democracia es un sistema de gobierno muy antiguo, esta no está exenta de horrores,
pero puede ser también un instrumento de liberación, depende de la case que
detente el poder del Estado. Por ejemplo, en la democrática Atenas, ya hace más
de 2000 años, fue donde se puede decir que se dieron los primeros pasos a la configuración
de sociedades democráticas, organizadas en ciudades-estado. Pero esta
democracia tenía como base de la producción la mano de obra esclava. Esa era
una sociedad esclavista, pero la elite de aquel entonces tenía que ponerse de
acuerdo en los asuntos públicos como la guerra, entre otros, por eso diseñaron
un sistema donde sólo las clases dominantes de esa sociedad se pudieran poner de
acuerdo en los asuntos políticos de trascendencia para la ciudad-estado. Esto
fue la ciudad estado democrática. Pero es con la revolución francesa donde se
afianza la democracia moderna. La democracia francesa nace también como instrumento
de la naciente burguesía, para ponerse de acuerdo en el sistema de explotación
y coloniaje que llevaban adelante en esa época. Pero esa democracia nació sin
el voto de las mujeres y de otros sectores, la lucha de esos sectores abre su
participación en el sistema democrático, pero no más en el control del Estado
que sigue en manos de las elites. En Venezuela la democracia nace montada sobre
el Estado nacional configurado por los caudillos venezolanos, para darle
legitimidad a la fortalecida burguesía que pasó más de 150 años en un largo y
tortuoso proceso de acumulación originaria. A pesar de que era una burguesía
parasita del sistema capitalista internacional necesitaba un estado y una
democracia que legitimara su dominio económico sobre la sociedad, la democracia
representativa fue la mejor vía, era la chaqueta que se ajustaba a sus
intereses. Con esta podían posesionar, por medio del control mediático y comunicacional,
a sus personeros en los cargos del Estado y así estos operarían a su favor. En
toda esta democracia, el pueblo fue excluido, al igual que las mujeres, en
Francia y los esclavos en Atenas. Es con la democracia participativa y protagónica
que el pueblo de Venezuela encuentra el mecanismo de impedir que las elites
usen la democracia para su provecho y deciden participar en los asuntos de
interés público. El hecho de que el pueblo venezolano haya tomado la decisión
de ser parte del poder irrita mucho a las elites, no les conviene compartir el
poder con las clases populares, deben mantener el dominio absoluto y concentrar
el poder de tomar decisiones en sus manos.
El pueblo venezolano ha asimilado esta
constitución, la convirtió en praxis política, sobre todo en la defensa de los
derechos sociales y civiles consagrados en ella, pero la democracia
participativa y protagónica sigue siendo una deuda. Todavía percibimos que no
hemos asumido este precepto a cabalidad y seguimos dando las mayores responsabilidades
a los representantes que elegimos (presidente, gobernadores, alcaldes y
legisladores), no terminamos de crear los mecanismos legales y de organización
real que permitan el ejercicio directo de la soberanía nacional en manos del
pueblo explotado y oprimido. Todavía hay muchas leyes que crear para este ejercicio,
la ley de consejos comunales fue un intento, pero fue mediatizada por los
viejos valores de la democracia representativa y por las viejas estructuras de
poder del viejo Estado, el poder constituyente no es solo un acto asambleario,
no, el poder constituyente en una revolución, es donde el pueblo no solo crea
los mecanismos de participación y protagonismo para el ejercicio del poder. El
poder constituyente es un proceso de construcción del poder político, del económico;
es la resolución de un pueblo para superar los mecanismos de explotación y
opresión que las clases dominantes de una sociedad han cernido sobre todo un
pueblo.
¿Cómo convocar a un proceso constituyente si
uno, repito uno, de los medios de participación que son los partidos están en
proceso de relegitimación?
Entendemos entonces que vamos a un acto
constituyente para ampliar la democracia y seguir transformando toda la
sociedad para hacerla más justa. En tal sentido, todas las organizaciones y
formas organizativas del pueblo deben estar plenamente activadas. Pero en estos
momentos una de las formas organizativas y de participación son los partidos
políticos, estos en su gran mayoría se encuentran en un proceso de
relegitimación, otros no quieren ir a ese proceso porque se considera que la
nueva ley de partidos políticos es contraria a los principios constitucionales
de libre organización. ¿Cómo resolverán el problema de los ciudadanos que
quieren participar por medio de un partido político?
Consideraciones críticas al llamado
constituyente
Lo político por lo
político no resuelve la crisis
Para iniciar estas consideraciones críticas,
entendiendo que la crítica no es un discurso contrario a lo que se comenta,
iniciaré esta parte del escrito analizando un párrafo de Carlos Marx, escrito
en su libro Crítica a la Filosofía del Derecho De Hegel.
“Mientras más poderoso
sea el estado, y en consecuencia más político resulte ser el país, menos se
inclinará a captar el principio general de las dolencias sociales y a buscar el
fundamento de estas en el principio del estado, o sea la estructura presente de la sociedad, cuya expresión activa,
consciente y oficial es el estado. La mentalidad política es mentalidad
política precisamente porque piensa dentro
del marco de la política. Mientras más penetrante y despierta es, más incapaz de entender los males sociales resulta ser. El periodo
clásico de entendimiento político es la Revolución Francesa. Lejos de ver la
fuente de las deficiencias sociales en el principio del estado, los héroes de
la Revolución Francesa vieron en cambio el fuete de los males políticos en los
defectos sociales. Así, Robespierre veía en la gran pobreza y en la gran
riqueza tan solo obstáculos para la democracia pura. Por consiguiente, quiso
establecer una frugalidad espartana universal. El principio de la política es
la voluntad. Mientras más
parcializada y, en consecuencia, mas perfeccionada, resulta ser la mentalidad
política, mas cree en la omnipotencia de la voluntad, mas ciega es para los limites materiales y espirituales
de la voluntad, y más incapaz es, por consiguiente, de descubrir la fuente de
los males sociales”.
Carlos Marx es un agudo pensador al que
estamos obligados a citar por ser extremadamente certero. Siempre hemos entablado
un debate en torno al Estado. Para Marx este es una maquinaria de explotación
de una clase hacia otra. Gramsci, pensador italiano, por su parte, planteaba el
concepto en términos más humanos: es una organización de seres humanos para la
explotación de las clases dominadas. De tal manera que si el Estado es en cierta
forma una organización para la explotación, las clases objeto de la explotación
aceptan esta, luchan dentro de las reglas del juego de la clase dominante para
ser menos explotados o buscan la forma de instaurar un modelo de organización
donde no estén explotados. Lo primero es lo que desean las clases dominantes, lo
que normalmente hacen los socialdemócratas y organizaciones reformistas y
revisionistas, lo segundo es por donde tomó partido Marx y Gramsci: la
liberación total de la clase social oprimida y explotada. Por eso plantearon
una revolución socialista, porque para acabar con la explotación no había que
hacer un cambio en la cantidad en que se sea explotado, si no en la cualidad de
la organización social que no permita la explotación. Para ello plantaban como
sujeto del cambio social la organización de los obreros, en función de
construir un poder y tomar la maquinaria del Estado burgués para destruirlo y
construir un Estado socialista que transfiera los medios de producción, y
permitiera las transformaciones políticas, culturales, científicas, entre
otros, al pueblo y el mismo se fuese extinguiendo poco a poco. Pero lo
importante es entender que es un cambio de cualidad, es pasar de una sociedad a
otra. Marx, en la cita, nos dice: mientras se crea que los problemas políticos,
que son los problemas del Estado, pueden resolver la situación de las demás
calamidades sociales, entonces caemos en una falsa conciencia. Mientras este
concepto está más apoderado por los individuos, más difícil se les hace ver el
resto de los problemas sociales, los cuales no solo tienen solución en el marco
de la política y del Estado. Es algo que está pasando en Venezuela tanto con el
discurso de la oposición como del gobierno. La oposición dice que el problema
del país es el gobierno de Nicolás, que con salir éste de Miraflores, como por
arte de magia, todos los demás problemas terminarán. El gobierno plantea la
salida a la crisis con una Asamblea Nacional Constituyente. Las dos son medidas
políticas, en el marco del Estado. Proponer que, si la Asamblea Nacional Constituyente
se instala y redacta una nueva constitución, desaparecerán los problemas de la sociedad
venezolana como por arte de magia, es también una falsa apreciación. La crisis venezolana
no es producto de un problema exclusivo de medidas políticas, de la
constitución, he allí parte de las dolencias. El problema es que hay un mundo
gobernado por un conjunto de organizaciones de escala planetaria que están
diseñadas para explotar al resto de los pueblos del mundo, incluidos los
pueblos de los epicentros industriales y militares. La situación es que esa
elite mundial diseñó los mecanismos para realizar un proceso de acumulación originaria
de capital -desde hace cuatro (4) siglos atrás- y un proceso de acumulación,
concentración y centralización de capitales que todavía no ha terminado, todo
ese capital sale de la apropiación del plus valor de todos los habitantes de
este planeta que trabajamos. Venezuela es un país al que se le dio la posición
dentro de ese sistema de ser productor de materia prima, en este caso energía fósil,
petróleo. Sin embargo, tampoco deja de tener una población explotada, e incluso
su misma clase capitalista es explotada porque esta es solo un apéndice del
gran sistema de explotación de las grandes corporaciones transnacionales. El problema
fundamental no es político, es económico, es social, lo que pasa es que nos
hemos politizado tanto que creemos que todo se resuelve en el Estado.
Para resolver la crisis venezolana no solo
debemos ver hacia el Estado y sus manifestaciones políticas, hay que echar una
mirada hacia los otros factores que concretan la vida social del ser humano
viviendo bajo la organización capitalista de la sociedad. Por eso se planteó el
debate del Estado, pero más allá del debate del Estado está el debate de toda
la sociedad.
Si la
constituyente no es originaria es una farsa
Desde que se aprobó la constitución del año
1999 el proceso constituyente quedó activado. Porque entendemos que la
organización de los explotados no se puede resolver en medio de la representatividad,
esto debía pasar por la participación protagónica para resolver los grandes
problemas que aquejaban a toda la nación. Este protagonismo es el poder
originario, el poder originario no es un acto, un decreto, una acción, una
proclama, no, es la construcción perpetua de la nueva organización social. ¿En
qué debió convertirse el poder del Estado representativo? Éste debió ser un
potenciador de la nueva organización social que nacía, esa organización es el
verdadero poder constituyente originario, en los consejos comunales, ese poder protagónico
no tiene nada que ver con el poder representativo, no tuvo que ver, como lo
indicó la historia, con que los funcionarios que fueron electos por voluntad
popular trataron de perfeccionar la repetitividad y trataron de anexar a los
consejos comunales el Estado representativo con políticas clientelares,
logramos el objetivo de mediatizar a la naciente organización originaria y la
convirtieron en una instancia de repetitividad, que depende íntegramente de la
renta petrolera, como el resto del Estado. Si los consejos comunales son vistos como
entes de representatividad política y de esta forma se anexa al Estado burgués
para que dependan de la renta, entonces habremos matado la revolución, a su
poder constituyente originario. China vive una situación similar, en China hay
cerca de 600 millones de campesinos que viven organizados en comunas, que
producto de la revolución cultural viven de forma modesta y con necesidades
básicas. ¿Qué vio el capitalismo en estos 600 millones de chinos campesinos?,
la base para el subsidio de una mano de obra barata que podía ser objeto de explotación
por parte del gran capital, así lo hicieron, trasladaron capitales a China
aprovechado esa situación, potenciando el proceso de concentración y
centralización de capitales y abriendo un mercado de 1200 millones de
habitantes. Un sector del pueblo chino se dio cuenta que podía iniciar el
proceso de acumulación originaria y lo inició, este proceso lo cumplieron
apoyados por el Estado y ahora están en un proceso de concentración y
centralización de capitales que tiene la capacidad de desafiar la hegemonía del
capital norteamericano. Esto nos indica que el capital logró la forma de aprovecharse
de la organización colectiva del pueblo chino para continuar amasando riquezas
y perpetuando la explotación. Si los consejos comunales son anexados al Estado
representativo, se hacen dependientes de éste y este Estado depende de la renta
petrolera, entonces no serán más que eso: una forma de organización al servicio
del capitalismo transnacional globalizado.
El poder originario entiendo es la fuerza del
pueblo creando nuevas formas de participación y protagonismo, de producción,
culturales, políticas, entre otros, para superar a la sociedad capitalista, que
es la que sustenta la explotación del pueblo, en tal sentido, la constituyente
debe apelar a este poder no como un acto asambleario si no como un acto de
revolución permanente, de construcción de poder popular en constante
movimiento, en este proceso de construcción de espacios de poder y producción
permanente es el verdadero despliegue del poder originario constituyente. Ahora,
cuando el ordenamiento jurídico existente choque con los nuevos espacios
constituyentes, entonces estos se adaptan y se sigue avanzado permanentemente.
Está claro que si la iniciativa constitucional
no está respaldada por el poder participativo, protagónico y originario del pueblo,
la constituyente no se está convocando como resultado de resolver
contradicciones entre el poder originario y la actual constitución, como lo
dijo el presidente es un espacio para la paz, pero la paz entre los venezolanos
no está amenazada por el poder originario del pueblo, está amenazada por las
contradicciones entre la burguesía tradicional y la moderna, en tal sentido
este proceso no es originario, no es originario ni por su convocatoria ni por
las contradicciones a resolver.
El problema es de leyes o de actores políticos
comprometidos y convencidos
Según lo que hemos expuesto, el problema no es
tanto de leyes y de que se cumplan, este es uno de los problemas. Pero más allá
de eso, es un problema de actores políticos convencidos del camino
revolucionario, el Estado representativo venezolano y la elite burguesa
aplastaron a las fuerzas revolucionarias en ebullición, consiguieron los
mecanismos para mediatizarlas o ponerlas al servicio de un nuevo proceso de
acumulación. Los actores que protagonizan la escena política venezolana no
tienen compromisos con el pueblo, una burguesía que no reconoce ningún derecho
que hemos llamado tradicional y otra que sabe que hay que reconocer derechos
para que estos acepten el sistema y no impidan el proceso de acumulación y de
concentración y centralización de capitales.
¿Resolverá el problema de la paz el llamado a
constituyente?
Este problema nada tiene que ver con la constituyente.
La paz es una acción, un proceso político, no un acto político, no podemos
confundir esos conceptos. Los errores cometidos por la naciente burguesía
venezolana fueron muchos, entre ellos fue el alejamiento de las aspiraciones
revolucionarias de las bases populares, el abandono de las políticas sociales,
una política económica dirigida solo a un sector hizo que la gran mayoría se
desencantara del proceso revolucionario y le retiraran el apoyo, tanto que se
perdió poder de movilización, la mayoría electoral, de convocatoria, que era
vital para detener las intenciones violentas de la burguesía tradicional. Los
dos sectores están igualados en fuerza, fueron a una mesa, se dialogó, pero
cada quien trató de imponerse y fracasó. En tal sentido, la igualdad de fuerzas
siempre se resuelve por dos vías: diálogo o guerra, estos sectores han decidido
ir a la guerra, todos los venezolanos vamos a sufrir una situación que no
veíamos en el país desde el siglo XVIII. ¿Cómo puede resolver el gobierno esta
situación?, una con el diálogo, donde necesariamente tiene que dar concesiones,
y otra por la vía de retomar el camino revolucionario. El primer aspecto es lo
que están tratando de hacer con la constituyente, sentarse en una mesa nacional
de diálogo, pero embestida de legalidad y legitimada por la voluntad popular,
donde se lleguen a acuerdos, que sean fundamentados como ley que después nadie viole.
Retomar el proceso revolucionario, creo que eso está descartado de antemano por
parte de la nueva burguesía, el poder originario del pueblo será convocado para
reafirmar un acuerdo entre las dos burguesías y termine de detener el proceso
de constitución del pueblo en una nueva institucionalidad que rompa con la explotación.
¿Resolverá la constituyente el problema
económico y social del país?
El problema económico del país no tiene sus
consecuencias directas en el Estado, no por casualidad los economistas
liberales plantean que el Estado no tenga injerencia en la economía y que todo
debe ser controlado por la mano invisible del mercado. Mientras el Estado sea
ajeno a los temas económicos, mejor para la economía de libre mercado. Estos lo
único que necesitan es que el Estado garantice el régimen de propiedad, la proliferación
de mano de obra libre y un mercado de libre competencia. Pero también necesitan
que éste sirva como ente de cohesión ideológica y en el caso de que no se pueda
lograr el consenso ideológico, es decir que los explotados acepten ser explotados,
entonces hay que recurrir a la fuerza y ésta tiene muchas manifestaciones.
De tal manera que las raíces del problema en
lo económico es la estructura dependiente, rentista, parasitaria,
nomoproductora de nuestra economía. Eso sería lo estructural, en lo inmediato está
en el sistema de administración de divisas que ha sido puesto al servicio para
impulsar una nueva burguesía en detrimento del resto del pueblo. Muchos de los problemas
de escasez, de falta de divisas, entro otros, son parte de las consecuencias de
la monopolización de las divisas y asignación a una parte de la burguesía. Hay
muchas otras cosas, pero creo que para empezar a resolver el problema económico
este sistema debe ponerse al servicio de una mejor distribución de la renta,
que garantice el abastamiento, los derechos sociales y el impulso de un nuevo
modelo de producción. Con un decreto de un día y una fuerte voluntad política
para impulsar esto, la situación mejoraría. Esto traería como consecuencia el
tener que romper con esa otra burguesía, que a lo mejor Nicolás ve como inconveniente
ya que existe la posibilidad del enfrentamiento entre ambas burguesías y lo
sacarían del poder.
Relación del llamado a constituyente con las
elecciones de gobernadores vencidos y las de los alcaldes que se vence este año
Es indudable que el actual gobierno venezolano
está deslegitimado. El apoyo popular ha caído drásticamente. El 80% de los
venezolanos valora la gestión del presidente Maduro como mala para el país. La
confrontación con los partidos aliados del polo patriótico le descuenta un
apoyo de casi 1.200.000 mil votos y la ventaja de Nicolás en las elecciones fue
de menos de 200 mil votos. Las organizaciones de base han perdido vigencia y han
sido sustituidas por la política de emergencia de abastecimiento ejecutada por
medio de los CLAP, los cuales han tenido un desempeño poco loable. El PSUV a lo
interno es un partido dividido, más por intereses personales que por
concepciones programáticas e ideológicas, pero este partido en la actualidad
está direccionado por el pragmatismo y por una burguesía ávida de renta. A todo
esto, se aúna la crisis económica que describimos anteriormente, lo que pone al
PSUV en una situación electoral de desventaja. Las elecciones de referéndum
revocatorio presidencial lograron ser evadidas un tanto por la torpeza de la
MUD, por interpretaciones legales que dieron largas al proceso hasta que lo
puso a destiempo, la oposición en esta querella se olvidó de las elecciones a
gobernadores y también les fue pospuesta para mediados de este año; en medio de
una maniobra que evitara las regionales, el PSUV, en acuerdos a puerta cerrada
con los directivos afectos del CNE, propusieron la relegitimación de los
partidos para retrasar el llamado a elecciones regionales por lo menos por un
tiempo más.
Agotadas todas las maniobras legales, con una
violencia desatada por parte de la MUD, que también ha sido respondida con
violencia por parte del gobierno, ahora están en un debate para ver quién es más
violento, si la MUD o el gobierno. Las redes sociales están inundadas de fotos
o videos donde se trata de acusar al otro de ser violento, están como los
hermanos que se peleaban e iban a decirle al papá o mamá: “papá que él me pegó
primero” y el otro respondía: “no, fue él”, es una falta de madurez política
total. En medio de esta crisis política y de gobernabilidad, Nicolás propone la
Asamblea Constituyente con objetivos, analizamos anteriormente, que ya están
establecidos y ampliamente desarrollados en la constitución del 99, pero una
vez más, es una maniobra que trata de huirle a un proceso electoral, esta
iniciativa presidencial que debe ser consultada al pueblo, va a ser convocada
directamente. Ahora hay que ir a unas elecciones de constituyentistas donde el
gobierno se va a reservar unos sectores para poder ver si hace mayoría. Después
de una discusión del nuevo texto constitucional, se tendrá que llamar a referéndum
para aprobarlo; de ser positivo tendrían que relegitimar todos los poderes,
suprimir los que se tengan que suprimir y anexar los que se tengan que anexar,
es decir, que al final hay que ir a una elección universal, libre y secreta
para legitimar todo esto; que a fin de cuentas busca, sin duda, ganar tiempo y
lograr el acuerdo entre ambos sectores y así acelerar el proceso de entrega del
Arco Minero del Orinoco, con el fin de obtener los recursos que necesitan para
ganar las elecciones, continuando con el proceso de acumulación originaria;
todo esto sacrificando el ambiente y al pueblo venezolano que será despojado de
una gran riqueza.
Entonces, si el llamado a constituyente no es
para seguir fortaleciendo la revolución ¿para qué es.?
Como ya dijimos anteriormente es una maniobra
política, el teórico italiano Antonio Gramsci decía que la política es una
guerra de pociones y de maniobras. Como vemos, la burguesía tradicional y la
nueva burguesía tienen sus posiciones definidas, sus objetivos claros, su
concepción del mundo establecida, es decir, si ya las posiciones están
expuestas todo lo demás son maniobras. A la luz de la teoría política, esto que
vive Venezuela es una guerra de maniobras entre dos sectores de la sociedad
para tratar de vencer, la guerra civil también inclusive es una opción para
ellos; decía el teórico militar alemán Clausewit: “la guerra es la política por
otros medios”. Es decir, la guerra es parte de una maniobra para buscar derrotar
al enemigo. Entonces la Asamblea Nacional Constituyente no es una necesidad
para refundar la República, porque ya esa constitución esté agotada o choque
contra las aspiraciones del poder constituyente originario del pueblo, porque
ese poder constituyente fue mediatizado y anexado al Estado burgués. Esta
maniobra es para ganar tiempo, producto de que se acercan unas elecciones y no
tienen la mayoría para ganarla. Es una maniobra de distracción para hacernos
creer que la constituyente es una varita mágica que resolverá los problemas de
desempleo, inflación, quiebra del aparato productivo, pobreza, inseguridad,
desabastecimiento, entre otros, también trata de erigirse como un foro
nacional, respaldado por el pueblo para ver si se llegan a acuerdos que sean refrendados
por la gran mayoría nacional. Buscará también ser una chaqueta a la medida para
que la entrega del arco minero no sea inconstitucional y poderlo hacer de forma
más acelerada.
La constituyente como medida para acelerar el
proceso de acumulación originaria
Nuestra constitución es muy clara en su articulado
sobre los derechos civiles, económicos y sobre el sistema socioeconómico, ésta
impide el monopolio y dice muy claramente que los minerales y todos los recursos
naturales son propiedad del Estado, es decir, de toda la sociedad y la
explotación de estos será en beneficio de todo el pueblo. Claro, desde mi punto
de vista el Arco Minero no debe ser explotado, creo que la biodiversidad
biológica, la vida que hay allí vale más que todo el oro, coltán, aluminio,
entre otros minerales. Esas son riquezas para este modelo económico de
acumulación capitalista, pero no son riquezas para un modelo de sociedad
autosustentable, humano y centrado en la máxima a cada quien según su necesidad
y capacidad. Como los precios del petróleo bajaron y sabemos que por ahora no
van a subir, la captación de renta por parte de la naciente burguesía bajó
dramáticamente, entonces hay que buscar la manera de subir esa renta, todo esto
para terminar su proceso de acumulación originaria, para hacer eso y quedar
bien ante la historia, eso debe refrendarlo el pueblo. Cuando las futuras generaciones,
que van a estar quebradas, en la miseria, busquen quién fue el responsable de
su pobreza, encontrará que fue el mismo pueblo. Pero la culpabilidad no será
antídoto para curar el daño ya echo. Ese daño que se le está haciendo a
Venezuela y a las futuras generaciones de venezolanos hay que pararlo ahorita,
mañana puede ser tarde.
Si la constituyente es dirigida por las elites
en el poder es una farsa
En tal sentido, la constituyente tenía que ser
entendida como un proceso que más bien naciera del poder originario y no producto
de las contradicciones que saltan a la vista entre el Estado naciente y este
viejo Estado burgués que solo sirve para oprimirlo. Este poder constituyente
fue paralizado, anexado al Estado burgués, la elite convoca a una constituyente
como maniobra para ver si sigue detentado el poder, esta no es una constituyente
originaria y su carácter originario no lo determina quien convoca, su carácter originario
se determina en para qué se convoca, si para caldear los ánimos o para darle más
fuerza al poder constituyente originario popular. Esta es una constituyente
convocada por una elite para llevar a cabo su programa, que no es precisamente
el programa del pueblo.
La polarización mediática y partidista como
limitante para el poder popular
La polarización es indudablemente un arma de
las clases para mantener el poder, cualquiera que sea el resultado, el sistema
de acumulación se mantiene. Pero estas elites han creado un sistema de partidos
que son instrumentos ideológicos, de movilización y de maniobra para imponer la
mayoría, son maquinarias que financiadas por el Estado o por la burguesía
tradicional permiten concentrar adeptos a su causa y desmovilizar a los
sectores revolucionarios dispersos, con el fin de crear la conciencia de que el
enemigo es muy fuerte y, por tanto, hay que unirse a cualquiera de los dos,
total nada va a cambiar. Esta polaridad es mantenida por los medios de comunicación,
tanto de la burguesía tradicional como del Estado, convirtiéndose en
instituciones al servicio de uno u otro sector, son parte de sus partidos, son
sus secretarias de propaganda. La guerra mediática es cruenta, alienante, estresante
y ahora, con el uso de las redes sociales, mucho más, bombardeada la conciencia
de los ciudadanos para tomar partido por una de las opciones en pugna. Que si
las revisamos a fondo no son más que dos burguesías luchando por apoderarse de las
riquezas del país, tanto naturales como humanas.
¿Qué podemos hacer los sectores
revolucionarios y socialistas?
La lucha de clases en Venezuela
Lo primero que debemos asumir los sectores
revolucionarios del país es que lo que vivimos actualmente en el país no son
caprichos de grupos de dirigentes en Venezuela. Cada actor político es
representante de los intereses de una elite, que se reproduce en la realidad en
relaciones de producción y en sus formas ideológicas. Estamos en presencia de
momentos agudos de la lucha de clases en nuestro país. Los actores son la
burguesía tradicional y la naciente burguesía que está en proceso de
acumulación originaria, la primera quiere impedir a toda costa que la segunda logre
culminar su proceso, para seguir ella dominando la escena política y ser la
usufructuaria de los más de 54 mil billones de dólares que tiene Venezuela en
reservas de petróleo y minerales del Arco Minero del Orinoco. Léase bien: 54
mil billones de dólares en reservas probadas y todavía falta por cuantificar.
Esas reservas son las que están en pugna. El imperio norteño entra en la jugada
porque las materias primas las quieren al menor costo y es parte de su
estrategia de dominación (como lo explicamos al inicio del escrito). La
burguesía tradicional, a cambio del apoyo del imperio, le ofrece estos recursos
naturales al menor costo, para los gringos poder bajar los costos de producción
y tratar de rescatar su maltrecha economía. Pero al final, el flujo de trabajo
y de recursos naturales irán a parar al sistema financiero internacional
alimentado al régimen globalizado. Si la burguesía naciente logra resolver las
contradicciones de costos con el imperio serían sus aliados predilectos del
mundo.
Teniendo en cuenta lo anterior, vemos que sí
hay una lucha entre las elites, las dos usan al pueblo para legitimar sus
aspiraciones de dominación, entonces estamos ante una lucha política, pero
también es económica porque están en juego los recursos naturales del país, el
costo de la mano de obra, y las dos burguesías necesitan la mano de obra barata,
por eso la bonificación del salario. Por último, vemos que cada burguesía
impone su criterio, su visión del mundo, tienen su ideología, una más retrógrada
que otra, pero la imponen por medios de los mecanismos mediáticos con los que
cuentan en la actualidad, esto está ubicado en el plano ideológico. Entonces la
lucha debe ser política, económica e ideológica.
Por el rescate del movimiento revolucionario
venezolano
En lo político, si nos damos cuenta que las
dos burguesías tienen sus formas de organización para desarrollar sus planes y
hacer realidad el cumplimento de sus aspiraciones, en tal sentido los
revolucionarios debemos ir al rescate del movimiento popular revolucionario que
tiene Venezuela. El movimiento popular no está en cero, tiene variadas formas organizativas
muy desarrolladas, las cuales debemos convertirlas en un bloque, en una fuerza
de poder, apertrechada en un programa de lucha revolucionario con un espíritu
común, en una batalla ideológica permanente que logre desfasarse de la actual
burguesía y prosiga con su proceso de emancipación. Debemos demostrar que el
proyecto político de la MUD y del PSUV están dentro de la lógica de explotación
capitalista, que no son parte del proyecto revolucionario emancipador. Es una
tarea titánica, que busca romper con la polaridad signada en el país por los
intereses de la burguesía. Esta organización debe ser de cuadros revolucionarios
que deben dedicarse a tiempo completo a la revolución, no pueden tener otra
actividad, desperdiciar su tiempo en banalidades cotidianas de la vida
personal, deben ser revolucionarios profesionales como decía Lenin, preparados
y estudiados, conocedores de la coyuntura que vive el país, debemos tener
hombres y mujeres disciplinados, que no trabajen por la iniciativa individual y
aventurera, las acciones deben ir enmarcadas a lograr los objetivos trazados
por el movimiento. Deben tener probada moralidad política, no pueden ser
políticos viciados, empantanados en la vida burguesa, que buscan insertarse en los
movimientos revolucionarios solo por oportunismo político, para ocupar cargos y
después olvidarse del pueblo y entregarse al derroche y a la corrupción de la
vida burguesa. Debemos romper con el sectarismo y el grupalismo, la
articulación y unidad no es un decreto es una acción de los revolucionarios en
torno al programa del pueblo, la unidad no debe ir en torno a siglas o a
personalidades, debe probar en primera instancia la defensa del programa de los
oprimidos. Debemos romper con el personalismo, los revolucionarios no deben
imponer su fama, prestigio, aceptación, entre otros vicios individualistas, por
encima de las más sublimes ideas de solidaridad, ayuda mutua, cooperación, camaradería,
amistad y amor profundo por nuestros camaradas y capacidad de entrega
sacrificada, dar lo mejor de nuestro talento al servicio de la revolución y la
realización del programa de las clases oprimidas del pueblo. Los revolucionarios
que necesitamos deben estar abiertos al debate, defender el programa del pueblo
con argumentos, basados en la ciencia, en los datos científicos que describen
la realidad, en base a estos conocimientos debemos abordar la realidad,
explicarla de forma sencilla, amena y profunda a todas las masas populares. La
organización que debemos crear debe convertirse en una instancia de debate, en
una gran escuela de formación política, ideológica y de combate económico,
social y organizativo
Demos construir a la par un proyecto que en lo
económico pueda defenderse del ataque político guerreristas de la burguesía
tradicional, de los ataques ideológicos y de los ataques económicos a nuestras
finanzas. Para esto debemos nuevamente enaltecer los valores patriotas de
defensa de nuestros recursos y de nuestros trabajadores sin que esto menoscabe
el internacionalismo que necesitamos elevar para contribuir a un mundo mejor. Hay
que proponer al pueblo revolucionario, a Venezuela, una solución, que no es más
que un programa de lucha para el rescate de la direccionalidad de la revolución;
en el mismo sentido, proponer un programa de gobierno que permita la defensa de
nuestros recursos naturales, que garantice una vida a nuestros ciudadanos
libre, plena, sin explotación, sin taras ideológicas alienantes. Proponer una
alternativa de construcción de poder popular que se vaya constituyendo en Estado
libertario y no en un Estado al servicio de una elite explotadora.
Los planes de la MUD y de la elite del PSUV
deben ser develados. Para esto hace falta tener agitadores, propagandista,
conferencista, escritores por todos lados. La propaganda y la batalla
ideológica no es solo medios de comunicación y redes sociales, es también organización
y lucha diaria de construcción de poder popular y creación de instancias de
poder para la liberación. Hay que buscar que nuestro pueblo se deslinde de los
dos programas de gobierno y de lucha propuestos por la burguesía.
Es necesario convertir la espontaneidad del
movimiento popular y su dispersión en acción organizada concreta. Hay que
evaluar si es posible poner la correlación de fuerzas a favor en la Asamblea Constituyente.
Si eso no es posible y más bien la burguesía trata de usar esta como espacio de
legitimación, entonces la participación debe hacerse con nuestros mejores
cuadros para la denuncia permanente, la presión popular organizada contra las
pretensiones de las elites. El problema del movimiento popular no debe centrarse
en esta asamblea, hay que dar la batalla dentro y fuera de ella, según como se
den las circunstancias. Pero no se puede descuidar el frente de defensa
nacional, contra las pretensiones injerencista del imperio por medio de la OEA
y las Naciones Unidas, estas con apoyo de la burguesía tradicional, pero
también hay que mantener la denuncia en torno a la entrega desesperada del Arco
Minero del Orinoco y la venta de activos de PDVSA para financiar la acumulación
originaria y buscar la forma de crear más planes asistencialistas para con
estas formas de mercantilización de la democracia ver si pueden ganar una
elección. La Asamblea Nacional Constituyente es un espacio supranacional, donde
se pueden dar las condiciones para que la nueva burguesía tenga un cheque en
blanco para la entrega de las riquezas del país. No podemos dejar que la
politización de la crisis nos haga bajar la guardia en torno a otros frentes de
luchas importantes para el movimiento popular. Tampoco debemos dejar de lado la
lucha para que el gobierno detenga la política economía dirigida solo en
beneficio de la nueva burguesía. Nuestro objetivo fundamental es reorganizar
las fuerzas revolucionarias dispersas, seguir acumulando fuerzas al servicio de
la emancipación y hacernos del poder en Venezuela para dirigir la revolución,
no para ocupar puestos de representatividad.
Por último, considero que es una necesidad histórica
del movimiento popular venezolano crear un gran frente nacional,
antimperialista y de encuentro revolucionario para trabajar y diseñar la
estrategia revolucionaria que prenda y potencie el poder originario y
libertario del pueblo, para apropiar al movimiento popular de un espíritu común
de emancipación, crear la instancia organizativa ajustada a la coyuntura e
implementar las estrategias correctas de lucha; de igual manera, para que la
acción de los militantes no sea por pura pasión y amor a la revolución, debe
convertirse en esfuerzo organizado y direccionado al cumplimiento de los
objetivos organizativos que necesita el movimiento popular venezolano para
resolver las contradicciones con el imperio y con las dos elites en el poder.
Este gran frente debe ser una plataforma de lucha para rescatar el proyecto
chavista y llevar más allá de lo que Chávez imaginó. Debe ser una plataforma
que contenga la arremetida fascista de la burguesía tradicional y de la defensiva
militar y mediática de la nueva burguesía. El movimiento popular debe insurgir con
direccionalidad revolucionaria. Hay que organizar la fuerza para desalojar la
actual burguesía del poder y que el pueblo vuelva a tomar la espada, la pluma y
en bellas poesías rescribir su historia.
Lic. en Sociología Rafael Acuña
rafaelrojoxxi@yahoo.com.ve
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