Los líderes de la oposición venezolana cada día más demuestran su incapacidad para dirigir a sus seguidores y al país. La crisis venezolana es evidente, la economía cayó casi un 30% en su Producto Interno Bruto, evidenciando una caída de la producción nacional, lo que ha obligado a importar más productos, haciéndonos más dependientes y con una economía al extremo vulnerable. Las deudas de Venezuela con sus acreedores internacionales cada vez es mayor, los norteamericanos han logrado frenar el alza de los precios del petróleo, la inflación es alimentada por una cantidad gigantesca de dinero inorgánico, las divisas son regaladas a 10Bs. por cada dólar a un grupo de empresarios irresponsables y mercenarios que desangran cada día más al país con un sistema de administración de divisas totalmente corrupto, ineficiente y alejado de las necesidades de los venezolanos. El desempleo llega a niveles dramáticos, la escasez de productos de primera necesidad y de medicinas son cada día es más desesperante. La situación de pobreza en el país llega a cifras de comparables con época neoliberal venezolana de los años 90’. La inseguridad se ha vuelto incontrolable y esta hace caldo de cultivo de un sistema judicial ineficiente y corrupto. La crisis de valores se acentúa la corrupción se instaura como modo de vida. El odio inyectado a la población hace mella en la política que impide un diálogo constructivo, al contrario, impulsa un accionar carcomido por los rencores y los intereses mezquinos de las élites en el poder.
Es
indudable que con una crisis de esta magnitud es para que cualquier grupo
opositor haya tomado la iniciativa política y por la vía democrática haber
tomado el poder desde hace rato. La gran oportunidad la perdieron, su momento
fue el referéndum revocatorio, que no fue convocado por no definir bien sus
objetivos y por estar a lo interno divididos para asumir ese gran reto. Eso no
es otra cosa que ineficiencia política y organizativa. Es falta de un programa
político, que en primera instancia los una a ellos y luego al país. ¡Pero no se
ponen de acuerdo en líneas mínimas de acción, para asumir el reto que el país
les exige y que no cumplen porque no están a la altura!
En
ausencia de un programa político que presentarles al país, les queda es la
improvisación, la violencia y solicitar a otro que les resuelva el problema de
tomar el poder, asunto que trataron de ejecutar por medio de la aplicación de
la carta democrática de la OEA. La oposición no tiene capacidad de dialogar con
el país, no tiene argumentos para convencer a los venezolanos y apropiarlos de
un programa político para la reconstrucción y reconciliación nacional, “como
ellos dicen”. Ante la incapacidad de dialogar con el país piden intervención
extranjera, pero su incapacidad es tal, que por esa vía tampoco lograron
concretar sus objetivos. Les queda la violencia, esto no es más que una salida
más irracional a la crisis que padecemos. Tratar de resolver la crisis que
viven el país con un baño de sangre, destrucción, caos, es una sinrazón
desmesurada.
El
problema de la oposición está en que no logran ponerse de acuerdo en un plan para
el país, pero tampoco logran ponerse de
acuerdo en quiénes serán los actores que lleven a la práctica el plan, el
personalismo y el protagonismo es una constante en los líderes de la oposición,
sus discursos generales, vacíos, sin contenido y llenos de odio. Indudablemente
esto ha sido rechazado por la mayoría de la población. Por ejemplo, ellos les
reclaman a los cuerpos de seguridad que no los apoyan. Pero como los van apoyar
si el discurso de improperios contra los uniformados venezolanos ha sido descomunal
y aparte de eso no les ofrecen una propuesta que mejore su situación y que los
haga cambiar de opinión. Esto es solo un ejemplo de su incapacidad de ofrecer
al país un plan distinto al actual y una dialógica convincente.
¿Pero,
porque más allá de los personalismos y protagonismos la oposición no se pone de
acuerdo? ¿Qué es lo que se los impide? Indudablemente la guerra de intereses es
despiadada. La renta del país no es tan grande como para enriquecer a los que
se disputan el poder, su codicia y su ansías de aparecer con un estatus para
codearse con las élites mundiales va más allá del beneficio del país. El mundo
globalizado y las élites que lo dominan tiene un estatus muy alto y si quieres -por
lo menos- ser aceptado tienes que acumular grandes sumas de riqueza, para
acumular estás riquezas tienen que ser pocos los que extraigan la renta del
país. La oposición esta signada por intereses de rapiña económica, por el
discurso de odio, de segregación y violencia, por eso su plan no puede ser
debatido, es un plan de saqueo y entreguismo, el cual tiene que ser impuesto a
sangre y fuego, por eso la vía de la violencia es más expedita para ellos que
la pacifica y democrática.
Ante
los planes intervencionistas de los actores políticos de la oposición y su
llamado a generar violencia que está haciendo la élite del gobierno. ¿Tiene
Nicolás un plan para enfrentar una posible sanción de la OEA al país? ¿Tiene el
gobierno nacional un plan contra un posible bloqueo económico al país? ¿Hay un
plan para evitar la instalación de un corredor humanitario por parte de las
fuerzas militares de las Naciones Unidas? El gobierno actual, responsable en
gran medida dela crisis que viven los venezolanos, empeñado en subsidiar a una élite de comerciantes usufructuarios de la renta nacional por medio del
corrompido sistema de divisas, los cuales compran a precio de dólar subsidiado
en el extranjero y venden en Venezuela a precio del dólar paralelo. Este asunto
ha llevado a Venezuela a la bancarrota y el gobierno no piensa rectificar. Pero
esta política económica nos ha hecho más dependientes de las compras en el
extranjero lo que indica que de ser sancionada Venezuela con un bloqueo
económico la capacidad de respuesta sería prácticamente nula. En torno a si
estamos preparados para una acción más extrema como una intervención o una
agresión armada por parte de la OTAN evidentemente menos. Nuestro ejército no
tiene los pertrechos, ni la tecnología para enfrentar una situación de ese
calibre. ¿Esta Venezuela preparada para una guerra con otro país? Evidentemente
no. Estamos contando con los rusos y los chinos, veamos lo que pasó en Libia y
todavía estamos esperando una repuesta loable de la comunidad internacional
ante semejante acto terroristas por parte del gobierno de USA. Pero se
justifica la intervención de cualquier potencia en el país para defendernos de
otra, el solo hecho de asomar la posibilidad de una guerra sería absolutamente
desastroso. Las guerras históricamente han beneficiado a élites muy pequeñas,
que al final y al cabo terminan negociando con ambos lados. Es muy alarmante
que no tengamos capacidad para enfrentar un conflicto bélico, pero mucho más
alarmante es que el gobierno no tenga la capacidad para impedir que el grupo
más fascista, violento, racista, xenófobo de la oposición logre imponer su
agenda de violencia, de terror y de odio. Entendemos que en la mayoría de las
veces es difícil dialogar con grupos fascistas y terroristas, pero no hay forma
de poner un coto a su violencia, la violencia hay que detenerla venga de donde
venga. En esto el gobierno de Nicolás ha sido también altamente incapaz y esto
le puede salir muy caro a la democracia y a la república.
Para
finalizar considero que los venezolanos debemos rechazar la agenda
intervencionista, entreguista, antidemocrática y de violencia del sector
fascista de la oposición venezolana. Esta ya tiene casi 17 años siendo
rechazada por la gran mayoría de los venezolanos y sigue siendo rechazada,
cuando esta agenda se activa, la gran mayoría de venezolanos toman partido por
los sectores que promuevan la paz. Por otro lado, defender a un gobierno
también entreguista, veamos lo que significa entregar el arco minero del
Orinoco, lo cual va a traer efectos catastróficos no solo para el país, también
para toda la humanidad. Un gobierno que tercamente ha decidido enriquecer a no
más de 200 empresas que son captadoras de las divisas del CENCOEX y
expropiadores de la renta de todos los venezolanos, sometiéndolos a una abyecta
pobreza. Es un gobierno que ha perdido el rumbo político y que se atrinchera en
un debate burlesco y de comparación, asumen que como en los EE.UU. hay
represión aquí también debe haber, como en Argentina a Macri le Protestan aquí
también, como en Brasil hubo golpe de estado aquí también se puede dar, la
comparación que se hace es retrograda, viéndonos en el espejo roto de otro país
u otro sector, el debate se ha centrado de consignas sin contenido, en
planteamientos sin explicación lógica y coherente como el de la guerra
económica, muy cacareada pero poco explicada.
El
pueblo venezolano tiene que apostar por el fortalecimiento de sus
instituciones, dentro de ellas la democracia, la democracia no puede ser
moldeada para beneficiar a una minoría, por el contrario, la democracia es para
que la gran mayoría se vea identificada en ella, pero a pesar de que existan
minorías en la democracia, la mayoría no puede atropellarla y pasar por encima
de sus derechos constitucionales consagrados. Esto pasa por un gran diálogo
nacional, no de élites, por el contrario de las grandes mayorías, tiene que
pasar que la violencia sea una carta de activación política, esta debe ser
descartada de raíz y si alguien trata de imponerla en la agenda debe ser
neutralizado de forma categórica e inmediata. La república necesita rescatar
sus instituciones de administración de justicia, de educación, salud,
recreación. Debemos rescatar una economía que garantice empleos dignos y bien
remunerados a todos los venezolanos, que garantice la soberanía agroalimentaria
la creación de ciencia y tecnología. Debemos construir grandes centros
científico tecnológicos que permitan estar a la par de la economía mundial, que
nos permita integrarnos a esta, pero sin que dependamos de ella en gran
cuantía. El proceso de globalización tiene su lado perdedor y ganador, las élites venezolanas han decidido tenernos en el lado perdedor, a cambio de esto
ellos reciben las migajas y con eso se conforman. El pueblo venezolano puede
lograr más que eso, hay que luchar por que no existan ni ganadores ni
perdedores como en la actualidad, tiene que construirse un mundo democrático,
libre y justo para todos.
La
situación política, económica, social de Venezuela amerita que se levanten
nuevas voces, nuevos platelmintos, es hora de romper viejos paradigmas,
configurar nuevas formas organizativa, adaptadas por entero a nuestra realidad.
Hay que buscar alternativas a las fracasadas políticas económicas neoliberales
y keynesianas. Buscar alternativas al colonialismo y al neocolonialismo.
Construir una sociedad justa y amante de la paz, en un mundo signado por la
guerra y abuso de poder no es tarea fácil, pero es totalmente posible.
Construir una sociedad de hombre y mujeres trabajadores y altamente educados
requiere una alta dedicación, empeño, valentía, heroísmo, sagacidad,
inteligencia, determinación, capacidad de dialogo, de inventiva y creatividad.
Los venezolanos tenemos un gran reto por delante, salir de las élites en el
poder y construir una gran nación, una gran república, sin desesperación, ni
improvisación, somos capaces de hacer las cosas apegados a la razón, la paz y
al dialogo.
Lic. En sociología
Rafael Acuña